Transcripción Joseph Stiglitz: La crisis financiera fue un colapso del mercado

00:01 2008 fue una experiencia traumática para propietarios de viviendas, trabajadores y teorías económicas de que los mercados funcionan bien. Literalmente, millones de personas perdieron sus casas. Decenas de millones perdieron el trabajo.

00:18 El regulador tenía tal fe en la eficiencia de los mercados financieros, en que lo bueno para los bancos sería bueno para toda la sociedad… Y eso también resultó ser un error. La idea de que los mercados eran eficientes y estables saltó en mil pedazos.

00:39 Antes de la crisis, un capital escaso se había estado asignando claramente a usos que no eran buenos: construir viviendas de pacotilla en mitad del desierto de Nevada que seguirán vacías y pronto se derruirán. Además, la brecha entre el potencial de producción de la economía y la producción real asciende a billones y billones de dólares. Ningún gobierno ha malgastado el dinero a la escala ni con las consecuencias del caso de la crisis financiera de USA.

01:08 Nuestra creencia, esa idea de que los mercados son eficientes, se basa en un modelo muy sencillo: la competencia perfecta, la información perfecta. Se trata de un tipo de racionalidad que aboga por que la gente realmente piensa en las consecuencias de sus actos, y otra asunción importante es que no hay externalidad: no hay nada que yo pueda hacer que afecte a otros que no haya tenido ya en cuenta el mercado. Todas esas asunciones eran erróneas y la crisis demostró que lo eran.

01:48 Los economistas suelen empezar pensando en los incentivos, en que la gente tiene incentivos que les llevan a portarse mal y la respuesta es que sí. ¿Cuáles eran esos incentivos y por qué se dieron? El hecho es que hubo incentivos a la creación de estructuras de incentivos malas.

02:08 A finales de la década de 1990 se crearon los mega mega bancos. Estos bancos se hicieron “demasiado grandes para dejarlos quebrar”. Si te arriesgas y ganas, te llevas los beneficios pero, si juegas y pierdes, el gobierno asume tus pérdidas: hay un incentivo intrínseco a correr riesgos excesivos, que es exactamente lo que hicieron.

02:31 Cuando tienes un sistema económico así, los bancos “demasiado grandes para dejarlos quebrar” tienen acceso a capital para bajar los tipos de interés. Así que los que prestan dinero dicen que no hay riesgo porque los grandes gobiernos los rescatarán si cometen un error. Por tanto los bancos “demasiado grandes para dejarlos quebrar” crecen todavía más, de modo que el sistema entra en inestabilidad dinámica y se distorsiona todavía más.

02:53 Consideremos las estructuras de incentivos dentro de la empresa: los directivos de los bancos se llevaban un alto porcentaje de los beneficios si las cosas iban bien. Si, consecuencia de sus apuestas, al año siguiente perdían, no tenían que sufrir las consecuencias. Como economista, analicé las estructuras de incentivos y, como cabía esperar, llevaban a malos comportamientos.

03:16 Muchos de nosotros, ya antes de la crisis, creíamos que hacía falta buena regulación. Los que se dejaron llevar por la euforia imperante en el mundo anterior a 2008 fingieron que no había externalidades. Hemos experimentado fluctuaciones económicas antes. Cuando los bancos caen mucha gente sufre y eso es particularmente cierto cuando tenemos bancos “demasiado grandes para dejarlos quebrar”.

03:39 El motivo por el que son “demasiado grandes para dejarlos quebrar” es que su caída tiene consecuencias macroeconómicas. Es decir, tenemos este vocabulario que reconoce que hay consecuencias macroeconómicas y teníamos reguladores que fingieron que no las había. Fue lo que podría llamarse la tormenta perfecta, la receta perfecta para un colapso masivo del mercado.

04:06 La principal lección que creo que deberíamos aprender de la crisis de 2008 es que los mercados, por sí solos, no son eficientes ni estables. Hemos caído en la cuenta de que había todas esas externalidades, de que puede haber cosas que hagan una persona o una organización que afecten a los demás.

04:23 Nunca vamos a alcanzar lo que llamaríamos un sistema perfecto, pero podemos alcanzar un punto mucho mejor que el actual. Siempre estamos intentando situarnos en el equilibrio adecuado. Sabemos que un sistema en el que el estado lo hace todo no funciona. El gran aprendizaje de la crisis de 2008 fue que podíamos desequilibrarnos por el otro lado también.